Me viste
nacer, crecer y multiplicarme, pero ¿Qué he hecho yo por ti?
Duele
saber que eres víctima de tantos atropellos, inmoralidades, codicias
desenfrenadas, abandono autoritario de la milicia malcriada y viciosa a causa del
sida que han parido las diferentes gestiones y que ahora no pueden educar a ese
hijo travieso y que se te escapa de las manos, del robo, abusos políticos,
económicos, financieros, de manejo inadecuado en la ejecución de sus leyes, has
sido burlada por entes personales, institucionales y empresariales que no
terminan de dar a luz y de recoger los destrozos de tu corazón que andan
regados por todas partes de la capital, cuanto duele saber que estas sufriendo
de un cáncer de buitres que solo les duele el bolsillo y no puedo llevarte a un
hospital, puesto que están carentes de medicamentos, las emergencias están
llenas y ya no hay camillas para postrarte ante la impotencia de la ignorancia.
ay
República Dominicana! como duele saber que te quedaste en la ignorancia, puesto
que la educación que tengo posee un tumor maligno en el manejo de la enseñanza,
debido, a que el profesor ya no es más un maestro, sino aquel que dejó de
pensar en lo importante para atender lo urgente; en donde podría sentarte para
educar tu dolor, si el comedor en donde se sirve el pan de la enseñanza tiene
sus patas rotas y postradas en la enciclopedia del olvido, como podrías pensar
con el sofocante y agobiante calor que causa el hacinamiento, se que quieres
cultura, pero tu ya no cabes más.
Ay Dominicana! como me entristece, que tengas que caminar porque el transporte que te puedo
ofrecer no lo puedo pagar porque el crudo sube, sube y sube, mas las
insignificante bajas no me permiten pagar un público consuelo.
Como
puedo llenarte el estomago con el pan que Jesucristo repartió y quitarte la sed
con el vino que el brindó si ya no queda porque los buitres lo están haciendo
inalcanzable para los de abajo y ante esta multitud que es tan poca me resulta
imposible llegar a ti, debido a la inequidad y al mal uso de la repartición de
ese pan y ese vino.
Que
impotencia siento ante el fenómeno social que desembarca en el puerto en el que
te han convertido las diferentes naciones del mundo traído por el vecino y
lejano distribuidor del elixir y blanca que ha causado tu alergia aguda y el
daño cerebral que se ha transformado en el daño colateral, psicológico y ha
generado una transculturización que va de generación en generación criando al
agresor que acabó con tu madre y también con tus hijos y que sigue creciendo.
Como
puedo hacerte entender que tu dolor no es más importante que el mío, pero que
tu indiferencia me podría dejar en el olvido, cayendo en las manos equivocadas,
a las que un día pertenecí, pero que hoy ya no mas y a la vez, se puede
apoderar de tu conciencia, debido, al anillo que te aprieta y no deja caer un
poquito de su médula ante la sífilis que llevas en tu sangre. Tú que estas
consciente del daño que causa el dejar de medicarte por andar de médico en
médico y sabes que es lo que necesitas para comprar la medicina de la gran
mayoría que es mas.
ay mi
país! se que me vas a ver morir, pero tu morirás con tristeza en el corazón por
los defectos públicos y privados que ha creado la naturaleza por su insaciable
sed de poder y amor a lo material, que tiene el mal de la carencia de valores y
moral que necesita un país para implementar una nueva cultura a las futuras
generaciones.
ay país!
se que moriré y creo que mis huesos no descansaran en paz, ya que voy a dejar
tantos desalientos y que no estaré para gritar ante tu impotencia.